POV de Diego
El viento de la noche soplaba con fuerza cuando Adriana y yo entramos en la sala de reuniones. No estábamos solos. Alrededor de la larga mesa de caoba, nuestros adversarios y aliados circunstanciales esperaban, sus miradas llenas de recelo y expectación.
Habíamos llegado hasta este punto después de meses de traiciones, amenazas y luchas constantes. Pero ahora, con la conspiración expuesta y nuestros enemigos debilitados, era el momento de decidir nuestro próximo movimiento.
Me giré hacia Adriana. Su expresión era firme, su postura relajada, pero su mirada lo decía todo: estábamos juntos en esto.
Tomé aire antes de hablar.
—Estamos aquí porque todos hemos perdido algo en esta guerra —dije, dejando que mis palabras calaran en la sala—. Pero no podemos seguir destruyéndonos mutuamente. Ha llegado el momento de una tregua.
Los murmullos comenzaron al instante. Algunos se inclinaron hacia adelante, interesados, mientras que otros cruzaron los brazos con escepticismo.
Uno de mis