POV de Adriana
El miedo se había convertido en una sombra persistente, envolviendo cada rincón de mi mente. Desde que descubrimos la traición de Esteban, una sensación de peligro latente no nos dejaba en paz. No era solo el hecho de que alguien intentara sabotear la fundación, sino que ahora sabíamos que este enemigo estaba dispuesto a amenazar vidas para lograr su cometido.
Diego y yo habíamos pasado toda la noche tratando de descifrar nuestro siguiente movimiento. Sabíamos que si queríamos proteger la fundación y a las personas que dependían de ella, no podíamos actuar impulsivamente. Teníamos que ser estratégicos.
Me encontré observando a Diego mientras él revisaba unos documentos en la mesa de la sala. Su ceño estaba fruncido, sus ojos oscuros fijos en los números y las transacciones bancarias que habíamos rastreado. Se veía tenso, más de lo normal.
—No hemos dormido nada —murmuré, rompiendo el silencio.
Diego no levantó la vista.
—No podemos permitirnos descansar ahora, Adriana. S