*—Callum:

Se despidieron sin ceremonias. Antoine les había dejado las llaves del todoterreno en el recibidor de la mansión, junto a las demás y después de tomarla, salieron de la casa y caminaron hasta el vehículo. Dominick no dijo ni una palabra. Su silencio pesaba. Cuando llegaron, Callum entendió que no podía dejarlo conducir con ese estado emocional, así que se subió del lado del piloto y tomó el volante.

Dominick se acomodó del otro lado, sin siquiera abrocharse el cinturón.

—Lo siento tanto —murmuró Dominick con la voz rota.

Callum lo miró, extendiendo una mano para apretar la suya.

—No tienes que disculparte. Son cosas que pasan —le dijo Callum, pero Dominick no aceptó esa respuesta. Su ceño se frunció.

—No estoy acostumbrado a este tipo de trato, y me molesta que actúes como si nada hubiese pasado —espetó—. ¿Por qué permites que te hablen así? ¿Por qué antes eras un beta? ¿Por qué ahora eres un omega mutado? ¿Y qué?

Callum no supo qué decirle de inmediato, pero… Dominick tenía