*—Callum:
Se movieron al comedor en un silencio cargado. Dominick y Callum se sentaron juntos en un extremo de la larga mesa de madera tallada, y Dominick, apenas tomaron asiento, apretó suavemente su mano debajo del mantel. Era su forma de decir estoy aquí contigo, y aunque Callum lo sabía, eso no bastaba para eliminar la incomodidad que ya le oprimía el pecho.
Durante los primeros minutos del almuerzo, el padre de Dominick, siempre con ese tono cálido y gentil, se encargó de guiar la conversación. Le hizo a Callum algunas preguntas básicas: su edad, pasatiempos, su familia. Nada invasivo. Nada aún hiriente. Notó que nadie mencionaba su trabajo, aunque era evidente que sabían que era el asistente personal de Dominick.
Luego, la charla derivó hacia los negocios familiares, y el alivio fue inmediato. Al menos ahí, Callum no era el foco. Se permitió soltar un suspiro discreto y relajarse por un momento.
Hasta que sus ojos se cruzaron con los de ella.
Loren Delacroix comía apenas, picote