Capítulo 97 —48 horas
Narrador:
El sonido del teléfono rompió la quietud de la madrugada como un disparo seco. Aylin tardó unos segundos en reaccionar. Estaba enredada entre las sábanas, con la cabeza apoyada en el pecho de Roman, aún sumida en ese espacio entre el sueño profundo y la conciencia difusa. El timbre insistente del celular, vibrando sobre la mesita de noche, la arrancó del letargo con una punzada de presentimiento helado. Parpadeó con dificultad, buscó a tientas el móvil y, al iluminarse la pantalla, su corazón se detuvo un segundo. Era Dominic, a esa hora de la madrugada, no podía ser nada bueno, aunque nunca imaginó lo malo que era. El aire pareció irse de la habitación. Roman, aún adormilado, frunció el ceño al sentir que ella se incorporaba de golpe. Abrió los ojos, confuso.
—¿Qué pasa? —preguntó, con la voz ronca por el sueño.
Pero Aylin ya había respondido la llamada.
—¿Dominic, que sucede, tu llamando a esta hora...?
El tono del otro lado fue seco, sin vueltas. No