Capítulo 16 —Es la hija del Diablo
Narrador:
El viaje de regreso comenzó en silencio. Sasha miraba por la ventana, con las manos cruzadas sobre el regazo y la frente apoyada contra el cristal frío. Eros mantenía la vista fija en la carretera, los nudillos marcados en el volante, como si aferrarse a ese control fuera lo único que lo mantenía firme.
Entonces ella giró, apenas. Lo miró, con los ojos brillosos por una mezcla de rabia, tristeza y algo que dolía aún más: incertidumbre.
—¿Por qué no puedes quererme, Eros?
La pregunta flotó entre ellos como un disparo al pecho. No era un reproche. Era una herida expuesta.
Eros tragó saliva. No frenó, no apartó la vista, solo bajó la velocidad, como si necesitara ganar tiempo con cada metro.
—No se trata de eso —respondió al fin, con la voz grave, apagada —No es que no pueda quererte.
Sasha sostuvo la mirada, sin pestañear.
—Entonces… ¿de qué se trata?
Eros suspiró y apretó los dientes, como si cada palabra pesara más de lo que podía cargar.
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