Capítulo 135 —Uno de los pocos que me hace sentir humano
Narrador:
El reloj del quirófano marcaba las 06:25 a.m. Las luces blancas no parpadeaban, pero dentro de esa sala estéril y brutal, todo pendía de un hilo. El cirujano tenía los guantes empapados de sangre. Las enfermeras apenas respiraban. Y el cuerpo de Eros… era una guerra entre la vida y la muerte. Una de las enfermeras desvió la mirada hacia el monitor, y se le escapó un susurro.
—Está bajando…
El médico no la miró.
—No me jodan… —murmuró, hundido hasta el codo en la herida abierta —¡Sostengan! ¡No lo podemos a perder!
—¡Está bajando! ¡Presión a setenta! ¡Se nos va!
—¡Adrenalina, ya! ¡Prepárense para reanimar!
Pero el pitido agudo del monitor fue más fuerte. Y por un instante, el mundo entero se detuvo. El corazón… también. Y allí, en ese filo brutal, Eros cruzó la línea. Los gritos llenaron el quirófano. Las manos del cirujano se movían con precisión frenética. La enfermera temblaba. El monitor cardíaco emitía un pitido la