Capítulo 122 —¡Tío Eros!
Narrador:
Mauricio Suárez lo esperaba en el salón privado de la mansión. Un whisky acompañaba los documentos desplegados sobre la mesa. Al oír los pasos firmes en el pasillo, se acomodó en la silla con una sonrisa tensa. Eros entró con paso seguro. Se acercó, estrechó la mano de Mauricio con cortesía y asintió con seriedad.
—Buenas noches —dijo simplemente, sin perder el tono sobrio.
—Buenas noches —respondió Mauricio, señalando la silla frente a él —¿Un whisky?
—Prefiero ir directo al asunto —replicó Eros, sentándose sin quitarse el abrigo. Su sola presencia ya empezaba a imponer respeto —¿Qué tiene para mostrarme? —continuó con voz seca
Mauricio asintió, deslizando un mapa hacia el centro de la mesa.
—Tres rutas por el norte. Pasos secundarios, poco vigilados, pero estables. Desde allí, el cruce a Paraguay está garantizado mediante transporte ganadero. Todo en regla. Las empresas ya están registradas a nombre de terceros confiables.
Eros recorrió las líneas