El Alfa no perdía de vista ni uno solo de los movimientos de su tímida luna, ella vió que él ponía seguro en la puerta.
— ¿Qué... estás pensando hacer? ¿Por qué tus ojos están brillando así? — La loba se recorría hasta la cabecera de la cama.
— ¿Qué Creés que voy a hacer? Te he esperado por años, he vivido en soledad y en conflicto por tanto tiempo que ahora que te tengo tan cerca de mi en la misma habitación, no puedo contener mis deseos de tomarte y hacerte mía. Aceptame mi hermosa luna, déjame amarte y llenarte de placer.
Angya solo pudo mirar al lobo que tenía cubierto su rostro con un pañuelo, apagar la luz ya a oscuras de desvistió y se metió en la cama con ella, Angelino siendo un Alfa fogoso, besó el cuello de su luna bajando por sus senos hasta tenerlos en su boca.
La luna gemía y descubría un mundo nuevo en el que jamás había estado. Los besos de ese imponente lobo la enloquecían, ella estaba completamente hechizada.
El Alfa la desvistió y acarició todo el ex