Una pelea sangrienta.
La amenaza de Joshino no era en vano, estaba muy celoso, estaba furioso, de él no se iban a burlar, era el Alfa por destino de Aleska y eso no lo cambiaría nada ni nadie.
— Te dije que la sueltes, no me importa que tú te creas su Alfa, ella y yo nos gustamos, nos entendemos, y sé que la puedo hacer feliz, te lo advierto lobo, suelta a mi chica.
El apuesto vampiro comenzaba a caminar en dirección a la pareja destinada. No se iba a rendir antes de luchar siquiera.
— Pierre, detente, no avances más, Joshino no está jugando, él... puede hacerte mucho daño.
— ¿Y quién dijo que le tengo miedo? Sé que tiene mucha fuerza bruta, que sus garras pueden cortar lo que sea, y que tiene una velocidad sobrenatural, pero yo... Yo soy ágil, fuerte, creo fuego con los mano, puedo provocar tormentas, minoido y mi oftaro son excelentes, no hay nada que tú tengas, Alfa, que yo te envidie.
La sonrisa del apuesto Pierre era extraña, se podría decir que maquiavélica, lo que se esperaba de un