~Elena~
—¡Riley, no toques eso! ¡Eso es para los murciélagos vampiro!
Corrí hacia el lobito que intentaba abrir una bolsa de sangre. Él me gruñó, con esa mirada desafiante.
—¿Por qué siempre cuidas a esos murciélagos? ¡Apestan y dan miedo! —dijo Riley con desprecio.
—Porque cada ser vivo merece respeto —le respondí despacio, guardando la bolsa de sangre en la nevera— Hasta los seres que no te gustan.
Cinco años después.
Hace cinco años, con ayuda de un chamán, cambié de bús en el último minuto y logré escapar.
El viejo chamán hizo que un amigo elfo tomara mi lugar en el bus que estaba destinado a caer por el barranco, y dejaron ahí un collar mío para despistar.
Antes de irme, el chamán me regaló un amuleto muy antiguo con runas que dibujaban una cadena rota.—Ningún lazo es para siempre —me había dicho en un tono misterioso— Cuando el odio sea más grande que el amor, y tu voluntad sea fuerte, la Diosa bendita te va a dar derecho a elegir.
—Lo odio —dije entre dientes— Lo odio con todas