—Tengo un regalo para ti... —El sobre blanco entregado por su hermano pesó más de lo que Destiny imaginaba. No podía creerlo, allí estaba su tan anhelado divorcio, ahora en sus manos. Imaginó que su esposo también lo recibía. Seguramente en ese momento Alaric debía estar celebrando junto a Triana, pues su hijo no saldría siendo un bastardo después de todo.
—¿Estás feliz por ello? —Una pequeña lágrima escapó de los ojos de Destiny, pero aun así asintió a su hermano. Él comenzó a preocuparse de nuevo, al considerar que tal vez ella se rompería de nuevo.
—Jamás he estado mejor... —Esas palabras sonaron un tanto melancólicas.
El certificado de divorcio, frío en las manos de Destiny Rosewood. Cinco años y dos meses. Un matrimonio solo en papeles. Ya no era una Winter.
La libertad, pensó con una sonrisa amarga, era un sabor extraño. El bullicio del aeropuerto era un murmullo lejano, pero no la irritaba. Estaba absorta en el certificado de divorcio, la confirmación del final de su matrimonio