Alaric se quedó en completo silencio, sin poder creerlo. Aún estaba procesando la información. La sorpresa dio paso a una cruda desesperación.

—¿Cómo es que lo sabes? —repitió, su voz apenas un susurro.

Mara no le dio una respuesta directa. Su mirada, tan fría como el hielo, lo observó a los ojos sin decir una palabra.

Miles de pensamientos invadieron a Alaric, sin poder creerlo.

Observó a Orión en busca de una respuesta. Su ex mejor amigo sabía muchas cosas, y tal vez podría haberle contado a su madre la verdad sobre su padre manipulándolo, o sobre lo sucedido aquella noche. Pero Orión estaba en silencio.

Aquel solo observaba a su madre como si fuese una desconocida.

No había mejor duda, Orión también estaba en shock, y por esa razón aún se mantenía en silencio, sin contar con el hecho de que su enojo ahora estaba aplacado por la revelación de su madre.

—Mamá, ¿de qué estás hablando? ¿Por qué dices cosas como esas? Nosotros no…

—Orión, no te inmiscuyas en esto. Lo cierto es que, a fi