Triana Ayesa siempre había sido una mujer de poca paciencia. Lo había demostrado desde que era una niña, había sido consentida en extremo por sus padres, y aquello solo había causado que ella considerara que todo lo que deseara siempre fuera suyo sin problemas.
Siempre consideró que sería una princesa, y luego de ello, cuando encontrara el príncipe azul con el que toda princesa soñaba, ella sería una reina.
Para Triana, Alaric Winter era precisamente aquello, el hombre maravilloso que alguna vez llegó a soñar, alguien que le daría la vida que sus padres le habían prometido.
Pero en toda aquella historia había un villano, y para Triana, aquel villano había sido Destiny Rosewood.
—¿Por qué eres tan problemático, maldito niño? Estás haciendo que pierda la poca paciencia que me posee… —Un grito de Triana resonó en el lugar.
El pequeño niño, escondido en un rincón, solo se quedaba en silencio, temiendo la furia de su madre, rogando porque alguien viniera a ayudarlo, que le dijera que todo