La expresión de Triana era notable.
Ella no podía creer las palabras de Alaric, no cuando Alaric había sido un padre entregado a Alexei, él, aunque no mostrara interés alguno por ella, parecía realmente interesado en aquel niño.
¿Qué clase de persona cuidaría de un hijo que no era suyo? Era imposible, incluso para ella era difícil ver a aquel niño, ¿cómo alguien lo amaría sin más?
Triana estaba tan sorprendida, que solo observaba a Alaric cargada de confusión.
—No te creo… no es verdad, nadie ama a un hijo que no es suyo, nadie puede llegar a mostrar un cariño que no existe, yo…
—Esa eres tú, Triana, alguien tan falsa que incluso estoy sorprendido… —Alaric habló cargado de dolor hacia ella—. Creí que eras mi amiga, te consideraba una de las personas más importantes en mi vida, te amé como una hermana, pero tú solo no despreciaste mi amor, también me usaste y luego desechaste todo lo que te ofrecí de la manera más cruel y mundana…
La voz de Alaric se quebró un poco cuando pensó en su t