Hace cinco años
La noticia de su inminente matrimonio con el heredero de la Casa Winter cayó como una bomba. En la oficina del internado, Destiny se atrevió a levantar la cabeza y miró al anciano frente a ella. Todo el cariño que le había demostrado tras la muerte de su abuelo venía con una condición.
—No me quiero casar con su nieto —dijo Destiny con voz firme, sin que le importara la mirada de reproche de la directora.
El anciano Winter, sin borrar su sonrisa, solo le dijo una cosa: "Él te amará en cuanto te vea. Serán muy felices". Destiny, indignada, salió de la oficina.
En un arrebato, corrió a su habitación, tomó una pequeña maleta y decidió huir. No sería la esposa de un hombre desconocido y diez años mayor que ella. Su sueño era ser libre.
Su intento fue en vano. Dos días después, la encontraron y la trajeron de vuelta al internado. Desesperada, recurrió a medidas extremas para evitar el encuentro con su futuro esposo: baños helados, caminar bajo la lluvia y dormir con las ven