—¿Dónde me dijiste que se encontraba Alaric? —la pregunta, llena de furia, surgió de la boca de Triana, quien mostraba una expresión iracunda y no parecía estar de buen humor con las palabras de su asistente.
—Él... parece que se encuentra en el extranjero. Su viaje fue algo precipitado, por lo que me enteré hace poco por los informantes que tenemos en las empresas Winter… —La voz de la mujer salía entre tartamudeos.
El pavor que le causaba aquella mujer que ahora estaba frente a ella, cepillándose su largo cabello rubio, era tan grande que no sabía cómo reaccionaría.
—¿Cuándo volverá? —La pregunta de Triana era directa, no esperaba una excusa de su parte, como si la pobre secretaria supiese con total claridad los pensamientos del enigmático Alaric Winter, un hombre igual de siniestro que su jefa.
—No lo sé… él al parecer salió sin más, pero parece que no volverá pronto…
—¿Qué dijiste? ¿Que no volverá pronto? ¿Cómo que no volverá pronto? —La pobre secretaria se preguntaba cómo podría