59. Infierno
Desde que sus piernas se bañaron, y su columna se quebró en mil pedazos por un dolor atronador, Scarlett ha tenido que estar en su cama, sudando y retorciéndose de dolor.
La señora Pranvera, en ese intento de calmarla, le quita el sudor de la frente para manera con un pañuelo.
—Calma, niña. Sé que Gerald tiene un equipo de médicos en caso de que dieras a luz si él no estaba presente ¿No es así?
Scarlett mueve la cabeza en confirmación. Es claro que su esposo así lo decidió por prevención. Además, no iría a un hospital por cuestiones obvias, aún así, le gustaría ir a uno. En una habitación, y con una molestia continúa, Scarlett cree ahogarse.
¿Dónde está Gerald? ¿Lo llamaron? Necesita que esté a su lado. Se prometieron estar juntos cuando éste día llegara. Pero el miedo es irreal. Es demasiado.
—Esperemos que Rina pueda contactarse con Gerald ¿Estará en una reunión? —la señora Pranvera la mira.
Scarlett se sienta en la cama.
—Debe venir hacia acá. Le envíe un mensaje. No te preocupes,