La boda de Rina y el señor Iván finaliza media hora después, cuando la novia entra a un hermoso altar bañada en belleza y ese vestido blanco que enamora a Scarlett. Cuando el sacerdote dice las ultima palabras, ninguno de los nuevos esposos se besa. Puede que Rina se haya casado, pero es la misma situación de siempre entre ambos. Sin embargo, ninguno está dispuesto a demostrarlo.

La seguida reunión es en la propiedad del señor Iván. Scarlett nunca deja la mano de su esposo y éste tampoco la suya, atento siempre a lo que desee comer, los antojos que el banquete le genera o a cualquier molestia en general. Sólo cuando Edmund lo requiere en privado se distancian unos cuantos minutos. Rina aparece a su lado y se abalanza a abrazarla no por éste matrimonio, que sabe que no es lo que quería, sino por verla sana, bien. Observa su rostro en búsqueda de algún golpe pero Rina inclina el rostro, negando con la cabeza.

—Yo estoy bien —Rina admite. Mira el camino donde está su recién marido. La pi