60. Fuertes revelaciones. Marianné termina en el hospital
Remo miraba el reloj sobre su escritorio con impaciencia e inquietud, cuando Marianné llamó a la puerta y entró poco después, capturando su atención.
Estaba ataviada dentro de un vestidito fresco de temporada y llevaba el cabello suelto.
Preciosa.
— Pensé que te encontraría listo — musitó ella, acercándose con pasos tímidos.
Remo echó la silla hacia atrás y la instó a sentarse sobre su regazo. Le besó el hombre cuando la tuvo así, como le gustaba, pegada a él.
— Hueles delicioso — ronroneó, inhalando el aroma de su cuello — ¿Que perfume es? Te follaría aquí mismo.
Las mejillas de Marianné se encendieron.
— Remo…
— ¿Qué? Eres mi mujer. Es normal que quiera follarte a cada momento — anoche y esa mañana no fue suficiente. Y es que si fuese por él, permanecería anclado a su ser las veinticuatro horas del día.
Pero Marianné negó con la cabeza.
— No es eso, te dije algo cuando entré.
— ¿Sí? ¿Qué era? — indagó, fingiendo no acordarse, y lamió la curva que conectaba con su mentón, al mismo tie