15. Ella sigue siendo una mujer casada
Luego de que Remo dejara clara su posición en cuanto a Marianné, Savino entró, robando la inocente e indiscreta mirada de Nina, que llevaba amándolo en secreto desde que supo que su corazón latía desmesuradamente cuando él estaba cerca.
— Remo, el doctor está aquí — susurró Savino.
Remo asintió y ordenó que subiera de inmediato, entonces llevó a Marianné a su habitación y la recostó con cuidado sobre la cama.
El doctor llamó a la puerta un instante después.
— Remo, muchacho, me dijo Savino que mi presencia en la mansión era importante. ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó el hombre mayor, de casi setenta años, aunque bien conservado.
Remo se mesó el cabello, todavía empapado, y señaló a Marianné en la cama.
— Es por ella por quien lo he llamado, doctor Valencia. Tiene que examinarla — su respiración agitada mostraba lo increíble preocupada que se encontraba.
El hombre miró detenidamente el cuerpo de la joven que descansaba en la cama, reconociendo enseguida de quién se trataba.
— ¿