16. No robaré la virtud de Marianné solo por desnudarla, doctor
En cuanto Remo ordenó a las mucamas que se pusieran a la entera disposición de lo que necesitara el doctor Valencia, él y Savino se encerraron a solas en el despacho.
— ¿Qué carajos significa esto? — preguntó Remo, tomando la tablet entre sus manos y mostrándose incrédulo ante el video de Marianné siendo juzgada y humillada en una cafetería. Alzó el rostro. Sus ojos cargados de emociones confusas — ¿Hace cuánto fue esto? — quiso saber con voz tensa, como si en lo más profundo de él temiera saber la respuesta.
— Hace un par de horas. Justo antes de que… — Savino vaciló ante sus palabras.
Y fue Remo quien las terminó por él.
— Justo antes de que intentara suicidarse — susurró sombríamente, rebasado por la repentina culpa que lo asaltó en ese instante.
Savino pasó un trago y asintió con solemnidad.
— Ya me he puesto en contacto con el equipo y están tratando de bajar el video de todas las plataformas, pero… sabes que lo que se sube a internet difícilmente desaparece.
Remo negó y le