Cap:01

Uno de los trabajadores me abre la puerta y me bajo de mi lamborghini rojo, llamando la atención de algunas personas que rondaban alrededor del restaurante más caro de Italia.

Mis tacones aguja rojos resuenan por donde piso y mis caderas se mueven delicadamente mientras llevo un vestido negro, sin mangas, pegado como una segunda piel, un poco más arriba de mis rodillas.

Me detengo en la recepción y la joven muy amable me pregunta si tengo preservación.

—Sí, a nombre de Mario Vázquez.

Hablo con mi acento ruso.

—¿Usted es?

Me pregunta la joven.

—Lucíana Petrov

—De acuerdo, el señor Vázquez la espera.

Dice y otra joven me guía hacía dónde está Mario esperándome.

Al llegar a la lujosa mesa con una maravillosa vista, Mario se coloca de pies y abre la silla para mí.

—Gracias Mario.

Le digo con una sonrisa y me siento.

—Estás hermosa como siempre Luciana, tu belleza destaca en dónde quiera que vayas.

—Lo sé, pero gracias.

Digo y él mesero qué por cierto está muy guapo se para con una sonrisa mecánica para preguntarnos qué queremos de beber.

—Yo quiero vino blanco y para ella…

—D'Amalfi Limoncello Supreme, por favor.

Hablo mientras le sonrío con amabilidad al mesero y este se retira.

Mario me mira con el ceño fruncido y lo entiendo JAJAJA, he pedido la bebida más cara que hay.

Cuándo nuestras bebidas llegan lo primero que hago es saborear mi bebida.

—Mmm, Bevanda Delizioso (Bebida deliciosa)

—Oh, veo que sabe hablar italiano.

Dice Mario sonriendo.

—Mi madre es italiana… ¿Para que me citaste aquí Mario?

Hablo con la copa en mis manos mientras lo observo a los ojos.

—Directa como siempre bella Luciana, eso me encanta de tí.

Dice y ruedo los ojos dejando la copa en la mesa.

—No puedo estar perdiendo el tiempo Mario, dime que es lo que quieres.

Digo sin dejar de mirarlo, detesto que se hagan los importantes.

—No tan rápido, primero ordenamos y luego te cuento ¿Sí?

—Está bien.

Digo mirando la carta para ver que voy a pedir, ya me ha dado hambre.

—A tí nunca se te quita el hambre.

Dice mi loba sacha a través del link.

—JAJAJA, tienes razón querida Sacha, pero esta vez pediré lo mejor de este restaurante, ¿Qué dices?

Le pregunto.

—Estoy de acuerdo.

Dice casi saltando de la alegría… Mi loba es igual que yo.

El mesero llega y Mario es el primero en pedir.

—Espagueti a la boloñesa y para mi acompañante ensalada vegetal.

¿Ensalada? ¿Acaso está loco?

Pienso mientras lo miro con el ceño fruncido.

—Disculpa Mario, pero no como ensalada, a mi me trae una pizza napoletana y un extra grande de antipasto o plato mixto de embutidos y quesos.

—¿Algo más señorita?

Me pregunta el mesero con una sonrisa.

—Sí, marisco a la crema… Eso es todo.

Digo entregando la carta.

El mesero se retira y Mario me mira con la boca abierta… Seguro pensando que no comeré todo eso.

—Ahora sí, hablemos Mario y nada de ir por las ramas.

Le advierto con mi rostro serio.

—Quiero que unamos nuestros negocios Luciana, es una ventaja para ambos.

Dice y alzo las cejas.

—¿Estás hablando en serio Mario? Dime ¿Cómo piensas unirlo?

Hablo sin dejar de mirar a este idiota.

—Por supuesto que hablo en serio Luciana.

Dice y toma mi mano entre las suyas.

—Podemos unir nuestros negocios por medio del matrimonio.

Dice y empiezo a reír mientras quito mis manos de las suyas.

—Cómo me haces reír… ¿Qué estupidez es esta? Jajaja.

Mario al ver que me burlo de él frunce el ceño.

—Deberías de sentirte honrada por esta propuesta Luciana, ¿Crees que una mujer llegará lejos en la mafia? si no cuentas con la ayuda de un hombre pronto te destruirán como han hecho con algunas qué se creían hombres.

Dice mirándome como un pedazo de carne… Odio este tipo de hombres… Y no es que sea feo, pues no. Tiene el cabello negro ojos azules, alto y cuerpo bien trabajado… Pero no es más que un imbécil.

Le iba a contestar, pero nuestra orden llega llenando mi olfato con ricos olores.

Sin pensar en nada más, empiezo a comer muy tranquila, tomándome mi tiempo en disfrutar cada porción de comida.

Al terminar levanto mi mirada y limpio mis labios satisfecha de la rica comida.

—Me niego a aceptar un matrimonio o unir nuestros negocios y no por que seas un hombre feo… Si no, por que tu personalidad es horrible aparte de que eres un imbécil, llevaré mi negocio a lo más alto y te tendré arrastrándote a mis pies, sólo para que veas que las mujeres estamos hechas para todo.

Digo terminando mi vino.

Saco mi bolso y le dejo pago sobre la mesa lo que consumí.

—No te preocupes por mis gastos, tengo suficientes dinero para pagamerlos… Miserable.

Digo al recordar su cara de espanto al pedir lo más caro… Y

Y con eso me marcho.

Muchos hombres voltean a mirarme y no puedo negar, soy hermosa.

Tengo el cabello rojo hasta el inicio de mis nalgas, mido 1.68, mi cintura es estrecha y tengo grandes atributos por todas partes, nalgas, piernas y bustos.

Mis ojos son una mezcla entre gris y verde… Lo sé algo raro, mis labios son carnosos y mi nariz pequeña y fina.

Con seguridad mientras mis tacones resuenan camino hasta la puerta y el trabajador me entrega las llaves de mi auto.

Me subo en él y coloco mi música favorita de Nathy peluso, mientras conduzco a toda velocidad.

“Una perra (mmm) sorprendente (uh)

Curvilínea y elocuente

Magnificamente colosal

Extravagante y animal (ah)

La que sabe se aprovecha

A tu cucu yo le doy mecha

Que te guste es normal

Me buscaste, lo vi en tu historial

No puedo evitar ser maravillosa

Dame la golosina, que estoy golosa (prr)

Soy un desayuno continental (mmm)

Tienen que escucharme con delantal

Nene, tu novia se puso pegajosa

Venime de frente, arreglamo' las cosa'

Hago un delivery descomunal

Ladro que ladro, no tengo bozal

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