Lazos inesperados. Capítulo 17: Esperanza en la oscuridad.
Unas horas después el médico salió y les informó.
—Ya pueden entrar a verlo, síganme.
El médico comenzó a caminar y ellos se dirigieron por los fríos pasillos del hospital hasta una habitación de cuidados intensivos.
Al entrar, el sonido de las máquinas y los monitores de ritmo cardíaco llenaron sus oídos.
Paul yacía en la cama, inmóvil, con tubos y cables conectados a su cuerpo. Su rostro, aunque pálido y magullado, aún conservaba esa serenidad que Tarah reconocía.
El contraste entre la fuerza que recordaba y la vulnerabilidad que veía ahora le partió el alma y no pudo evitar un largo sollozo salir de sus labios.
Tarah se acercó a la cama, tomando la mano de su hijo entre las suyas. Estaba fría y sin respuesta, pero ella la sostuvo con la misma ternura con la que lo hacía cuando era pequeño y se caía jugando.
—Paul... mi amor, estamos aquí, mi vida —susurró, las lágrimas cayendo libremente por su rostro. —Mamá y papá están aquí. Todo va a estar bien. Te lo prometo.
Alexis se paró al