Capítulo 31: La mentira.

Ludovica tomó el cigarrillo y le dio un par de caladas con una siniestra sonrisa antes de dirigirse a su socio y amante Arthur Lujan.

—Debes buscar la manera de que sus superiores saquen a ese inspector del caso, me llamó para pedir que fuera a declarar, creo que está sospechando Aunque no entiendo su actitud ¿Acaso no me dijiste que el caso se lo habían dado a otros inspectores que son los amigos tuyos a quien compramos? —preguntó.

—Claro que sí, pero parece que el hombre le dio por ser héroe y querer investigar aun estando fuera del caso. No te preocupes, voy a mandar con mi contacto que le retiren la licencia y así nos quitamos esa piedra en el zapato —respondió el hombre.

—Eso espero, porque no quiero complicaciones, ahora debo convencer a Alexander para que me acepte en su vida y de allí nosotros podamos intentar ejecutar de nuevo nuestro plan —expresó la mujer.

—Aunque ahora que lo has mandado a México tras tu hija, ¿Por qué no hacemos que lo maten por allá? Aún son esposos y, c
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