Mis piernas se quedan estáticas esperando respuesta.
—Si señor… están aquí — Hernández camina de un lado a otro.
—La casa está destrozada, estoy seguro, tuve noticias de su madre, va ya en camino hacia allá… —¿Alondra?, ¿A dónde la llevan?
—Si señor…— se vuelve a mí y me entrega el móvil, trato de tomarlo pero mis manos tiemblan demasiado.
—Tranquila— dice el gorila ayudándome a tomarlo.
—¿Hola?— mi voz se entrecorta
—Vanessa ¿estás bien?
—No… quiero irme de aquí Bruno— las lágrimas brotan sin previo aviso.
—Vanessa, vas a subirte a ese jet y vendrás acá… ¿me entendiste?— su voz se quiebra y yo sigo llorando.
—Yo…— trato de habl