—Adivina quien tiene hambre— sonrío, mientras Bruno toma entre sus enormes brazos a nuestro pequeño bebé —. Nuestro hijo.
Dice emocionado, y hace mil y un voces diferentes al hablar con él mientras se acerca a la cama.
—¿Verdad Asad?— rio, tomando a nuestro pequeño en brazos, tiene los ojos café verdosos como su padre y la piel tostada, su nariz y sus labios… exacto, no se parece nada a mí.
—Eres igual de comelón que tu abuelo, por eso elegimos ese nombre para ti— una carcajada me invade.
—No le digas eso— golpeo suavemente su brazo. Bruno nos acurruca a los dos en su regazo y comienza a tararear una canción.
—Vanessa…
—¿Si?— puedo sentir su respiración mientras con delicadeza inclino el biberón en su pequeña boca. Siento como me acaricia la frente y sé