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—Ahora sí que estás preparado para el siguiente paso, porque que yo sepa presentar a Lorena, son ya medidas desesperadas.

—Solo come tu filete y no me digas nada. —Sebastián, no estaba de humor para soportar ningún tipo de comentario por parte de su mejor amigo. Hacía dos días que quería contactarse con Evelyn, pero esta se había reportado enferma, no podía negar, sentía extraño no verla, no estar cerca de ella, su sonrisa y sobre todo ese hoyuelo que se le formaba.

—Estas de un humor.

—Sabes, se me quito el apetito, voy a dar una vuelta y, por favor, o me sigas que a veces pareces perro faldero.

Andrés, no podía creerlo, jamás había visto a su amigo de esa manera, tan desesperado o con el humor por las nubes, no entendía nada, pero luego se dio cuenta de algo, llamó a recursos humanos y confirmó sus sospechas, era por ella.

—Está así por ella, por Evelyn Carter, te estás volviendo un grano en el trasero, maldita, gorda.

Estaba en su auto, dando una y otra vuelta; su mente divagaba
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