La mañana de la presentación a Omnia Corp, la casa de Isabel era un cuartel general en vísperas de la batalla. El aire estaba cargado de la energía de los nervios y la cafeína. Vestida con un impecable traje de chaqueta color marfil —su armadura de poder—, caminaba de un lado a otro de su despacho, repasando las notas en su tablet, murmurando los puntos clave de su discurso.

Era la cuenta más importante de la historia de su agencia. El éxito significaba entrar en las grandes ligas. El fracaso... no era una opción. Sentía la presión en cada fibra de su ser.

En medio de su repaso febril, su teléfono, que había ignorado toda la mañana, se iluminó con un mensaje. Molesta por la interrupción, lo cogió para silenciarlo, pero al ver el nombre de Jared, su corazón se suavizó. Abrió el mensaje.

No era un simple "buena suerte".

Jared: Agente, informe de misión para hoy: Entra en esa sala de juntas como la dueña del mundo que eres. Recuerda el dato del competidor que descubriste el martes. Usa l