KIERAN:
Guardé el libro con las memorias de mis padres y me dispuse a comprobar si las nuevas noticias sobre mi Luna eran ciertas, luego de enterarme de lo que los brujos habían descubierto con tanta urgencia respecto a las humanas. Justo al abrir la puerta, me topé de lleno con la traidora de Sarah.
—¿Qué quieres? —pregunté, sin detenerme mientras caminaba en busca de mi nana. Había olvidado a los cachorros. —Hola, mi Alfa. ¿Puedo ayudarlo en algo? —preguntó, caminando detrás de mí. Me detuve. Tenía que evitar demostrarle que sabía que ella era una traidora, y al mismo tiempo darle una tarea que la mantuviera ocupada en un rincón. —Sí, Sarah, te tengo una misión que solo confío en ti, por la confianza que te tengo. Es de suma importancia —dije, observando cómo sus ojos