185. LAS PREOCUPACIONES DEL BETA
FENRIS:
Observaba a mi Alfa desde el otro lado del despacho, un espacio sombrío que apenas era iluminado por la fría luz de la luna filtrándose entre las delgadas cortinas. Kieran me había llamado con urgencia en medio de la madrugada, y como siempre, acudí. Era mi deber como su Beta, pero hoy mi mente estaba en otra parte. Clara, mi compañera destinada, la loba empática, había puesto una vez más mi paciencia al límite. Su testarudez parecía un desafío constante, y el tiempo que pasaba lejos de ella solo avivaba mi irritación.
—¿Qué es lo que sucede, Kieran? —gruñí, impaciente.
Kieran no respondió de inmediato. Mantuvo su mirada fija en su propia mano, como si buscara en ella una respuesta a algo que no entendía. Fruncí el ceño al verlo tan ausente. Esto no era común en él. Mi Alfa nunca mostraba duda ni vacilación; era el pilar de nuestra manada, inquebrantable.
—Mira mi mano —murmuró al fin, extendiéndola hacia mí.
Miré la palma de su mano extendida hacia mí. Y allí est