CLARIS:
Luego de alimentar a mis hijos, me dediqué a hacer las tareas del hogar que, desde que me había unido a Kieran, nunca habían pasado por mis manos. Me repetía a mí misma que no sería tan complicado. Esto era lo que se suponía que hacía una mujer humana casada, ¿no? Subí las escaleras con determinación, decidida a cumplir con todo. Al principio, me sentí capaz. Limpié los baños, tendí las camas, pulí los pisos y pensé que estaba logrando algo, pero no tardó mucho en llegar la interrupción.
—Mamá, tengo hambre. ¿Cuándo vamos a comer? —escuché a mi pequeño. Miré el reloj. La una de la tarde. Había pasado la mañana sumergida en estas tareas mientras los niños seguían sin recibir algo decente. Dejé todo y corrí con ellos haci