Tan pronto como el juez sale del recinto, Dmitry se coloca de pie y, soltando a Vera con cuidado, se apresura a cruzar la baranda que lo separa de Anastasia y sin dudarlo ni un poco la abraza con fuerza dejando que ella deje salir su llanto y lamentos de tristeza contra su pecho mientras él solo la sujeta con fuerza y acaricia sus cabellos mientras susurra palabras suaves a su oído.
Por otro lado, cuando logra colocar todas sus ideas en orden, Nikolay se levanta de su asiento en un acto impulsivo, rompiendo el pesado silencio que se había instalado en la sala mientras todos esperan el regreso del juez.
Su voz, cargada de una mezcla de incredulidad y desesperación, resuena con fuerza:
—Anastasia… ¿Es cierto? —pregunta mientras su mirada busca la de ella con urgencia—. ¿Esperabas un hijo mío?
Ante su pregunta, todos los presentes desvían la mirada hacia él. Anastasia lo escucha, pero solo se aferra con más fuerza a los brazos de Dmitry, quien mantiene una postura firme, sin inmutarse an