8. EL ERROR IMPENSABLE
Esto debe ser el karma, no debía reírme de la desgracias de mi jefe. Me pego a la pared corriendo, mientras miro a Leonard, que trata de tapar la mancha en su pantalón mientras maldice una y otra vez que no puede hacer nada.
—Señorita Clío, acérquese por favor —me llama.
—No puedo señor, venga usted, necesito de su ayuda—. Le pido casi en una súplica. Él me mira y avanza, cubriendo con su mano el pantalón.
—Señor, necesito que me dé su saco —balbuceo mirando a todas partes.
—¿Mi saco? —se asombra y niega con la cabeza. —No puedo señorita, mire como me ha dejado esa chica, y todavía tengo que atravesar todo ese espacio hasta la salida.
—¡Señor, mi vestido se ha abierto! —Susurro aterrada.
—¿Qué quiere decir? —pregunta levantando una ceja.
—¡El zíper de mi vestido se ha abierto, estoy completamente desnuda! —Repito maldiciendo a Lua por hacerme esto. —¡Por favor, ayúdeme!
—A ver, dese la vuelta, a lo mejor no es tan grave —dice muy serio.
—¡Lo es señor, lo es! —Digo mientras