Estábamos muy ansiosos esperando en las afueras del estudio, hasta que, al fin, vi llegar el auto de Henry con todos dentro. Alan salió corriendo hacia su abuelo; había hecho una gran amistad con él. Los demás avanzaron intrigados. Otro auto llegó a gran velocidad, las puertas se abrieron violentamente y salieron los padres de Henry, quienes corrieron y lo estrecharon fuertemente.
—¡Gracias al cielo que estás bien, hijo! —dijo la madre, apretada a él. —¿Alguien puede explicarme qué está pasando? —preguntó Martín, muy serio. —Martín, tenemos que hablar a solas —se adelantó el padre de Henry. —¿A solas, papá? —preguntó Henry. —Hijo, prometo explicarte todo, pero esto es más urgente. Vamos, Martín. Observé c&oac