Leonard mira la pantalla, todavía impactado por lo que acaba de escuchar. Ninguno de los dos encuentra las palabras, porque lo que acabamos de escuchar era mucho más retorcido de lo que imaginábamos. Sabíamos que los planes de Cintia y Lyssa estaban cargados de manipulación, pero el nivel de engaño y las dobles intenciones que estaban desarrollándose era desconcertante.
Mi jefe empezó a caminar de un lado a otro, como si el movimiento pudiera ayudarlo a ordenar sus pensamientos. Sus manos se apretaban en puños mientras trataba de controlar la furia y la necesidad de actuar precipitadamente frente a lo que había escuchado. —Todo esto es absurdo… —murmuró, más para sí mismo que para mí—. ¿Cómo llegamos a esto, Henry? ¿Cómo lograron esconder todo esto delante de mis ojos? —Señor, está