17. EL HOSPITAL
En verdad me asombro de que Leonard haya aceptado tan rápido venir a acompañarme. A lo mejor solo lo dijo para que los que lo escuchaban creyeran que tenía que irse. Seguro estaba fingiendo y su aceptación es parte de ello. ¿Cómo estará mi abuela? Me siento en una esquina lo más alejada de la entrada, cerca de las ventanas; miro a lo lejos la ciudad y luego unos pasos que se acercan me hacen girar la cabeza para ver que una chica se aproxima.
—Buenos días, señorita —me saludó al detenerse frente a mí.
La miro de arriba abajo; parece muy educada, aunque no se me escapa que desde la esquina un camarógrafo nos filma. Pero le respondo educadamente:
—Buenos días, ¿puedo ayudarle en algo?
—¿Es usted Clío Cisneros Fresneda? —pregunta con la misma sonrisa de antes.
—La mis