POV Valeria

La filtración del contrato había caído como una bomba en nuestras vidas, y cada minuto que pasaba me era una prueba a mi resistencia, pues, aunque estaba agotada física y emocionalmente no podía rendirme, no después de todo lo que vivido.

Pero esa mañana, la tensión dio un respiro.

Armando entró en mi oficina con el paso firme, escoltado por dos de sus abogados. Vestido con su uniforme, y con todas sus condecoraciones, y la sola imagen imponía un respeto que helaba la sangre. Lo miré desde mi escritorio: su porte era el de un general que no aceptaba derrotas.

—El juez acaba de dictar la medida cautelar —anunció sin rodeos, dejando sobre la mesa una carpeta gruesa—. Los periódicos tienen prohibido publicar más sobre el contrato, y varios documentos ya se borraron de las redes.

Lo miré incrédula, sintiendo cómo el aire regresaba a mis pulmones.

—¿Lo lograron?

—Por ahora —dijo, con la voz grave y controlada—. No es una victoria definitiva, pero hemos ganado tiempo.

Sus abogad