Capítulo 121.
POV Valeria
Nunca olvidaré esa tarde. Habíamos regresado de un paseo familiar, los niños corrían por el jardín persiguiendo a la hija de Cintia, mientras Ana nos observaba desde la terraza con una sonrisa orgullosa. Yo estaba distraída recogiendo unas flores caídas cuando, de repente, sentí la sombra de Armando cubrirme.
—Valeria… —dijo con esa voz grave que siempre me desarma.
Al girarme, lo vi de rodillas, con una pequeña caja abierta en sus manos. Dentro, un anillo brillaba como si guardara toda la luz del sol.
—Ya la vida nos arrebató demasiado tiempo —susurró, y sus ojos estaban humedecidos—. No pienso esperar un día más. Quiero que seas mi esposa, oficialmente, con todo lo que eso significa. ¿Te casarías conmigo?
El aire me faltó. Sentí que el corazón me golpeaba el pecho como cuando corría de niña por las calles empedradas de mi pueblo.
—Sí, Armando… —balbuceé, con lágrimas desbordando—. Sí, mil veces sí.
Los aplausos de Vanessa, Alessandro y los demás nos envolvieron. Los niño