Capitulo. 123.
POV Valeria
Nunca había sentido tanta paz. La mansión, que durante años había sido un eco vacío de recuerdos y fantasmas, ahora vibraba con voces, risas y pasos pequeños corriendo por los pasillos. Pero, sobre todo, vibraba con él. Armando ya no era el hombre endurecido por la guerra ni el jefe consumido por la venganza. Ahora era mi esposo, el padre de mis hijos, y en nuestras noches juntos descubríamos un nuevo lenguaje: el del amor que sobrevivió a todo.
Aquella noche, mientras la casa dormía, nos encontramos en la terraza. La luna bañaba el jardín con un resplandor plateado y el rumor de los grillos era la única música. Armando me abrazó por la espalda, sus labios rozaron mi cuello, y yo cerré los ojos.
—Nunca pensé que llegaríamos a esto —dijo en voz baja.
—¿A qué? —pregunté, apoyando mis manos sobre las suyas.
—A esta calma. A ti en mis brazos, sin miedo, sin enemigos acechando cada sombra. —Me giró suavemente para mirarme a los ojos—. Valeria, siempre supe que te amaba, pero ah