Capítulo 22. La figura que acecha.
Alina aún sostenía el teléfono en la mano. Aunque la pantalla ya estaba apagada, sus dedos temblaban. La voz de antes seguía resonando con claridad en sus oídos: grave, fría y con una amenaza que le cortaba la respiración.
Sus pasos fueron vacilantes al dejar el teléfono sobre la mesa. El cuchillo que había quedado allí, ahora le parecía la única barrera que la separaba de un peligro invisible.
—Zack… vuelve pronto —susurró con voz apenas audible, como si él pudiera escuchar su súplica desde lejos.
De repente, se oyó un suave golpe en la puerta.
Tok… tok… tok…
Alina se tensó. Su respiración se aceleró.
—¿Alina? —la llamó una voz masculina desde fuera; una voz que no reconocía en absoluto.
Alina abrazó el cuchillo, intentando controlar su tono.
—¿Quién es?
No hubo respuesta. Solo un segundo golpe, esta vez más fuerte.
Tok! Tok! Tok!
Luego, la voz volvió, baja pero clara:
—Abre la puerta. Soy un enviado de Zack.
Alina cerró los ojos. Su corazón quería creerlo, pero su mente gritaba que