Cedric estaba tan concentrado hablando con Sofía que no se había percatado de la presencia de su jefe. Al alzar su mirada y verlo, se coloca de pie de inmediato, siente vergüenza de que lo haya visto relajado en horas laborales y más tomando vino. Pero la más impactada es Sofía con esa incertidumbre de si él la escuchó o no, y la verdad es que no lo comprende. ¿Cómo es que él está aquí? Se supone que está de viaje. Está llena de muchas preguntas, pero su mayor anhelo es que él no haya escuchado su confesión.
—Señor Di Napoli, sea bienvenido —Cedric hace una mini reverencia, y Sofía no se atreve a voltear a mirarlo. La pobre está respirando con dificultad, siente que él está detrás de ella. Desea que la tierra se abra y se la trague. Su reacción fue tomar a fondo la copa de vino, y Cedric la mira con una diminuta señal de que se coloque de pie por respeto al jefe, pero ella no lo hace, sino que se sirve más vino.
—Cedric, ¿dónde están mis hijos y qué mierdas pasó en este lugar? —se