—Lo importante es que te has dado cuenta de qué clase de mujer es Francesca —Lucifero siente un poco de estrés; cualquier cosa puede pasar en ese encuentro con el cabecilla.

—¿Acaso sabes algo que yo no? —Su pregunta hace que su mejor amigo suelte una risa nerviosa.

—No… para nada. Solo lo digo porque teníamos el presentimiento de que la llegada de ella no era para algo bueno. ¿Entonces qué piensas hacer?

—Si tengo que casarme con Francesca para proteger a mis hijos, mis hermanos, mi madre... incluso a la niñera, lo haré.

—Pero tú ya no la amas.

—No es por amor, es por protección. Sin embargo, mi plan para acabar con Valentino seguirá.

—Sabes que hago lo que me pidas, jefe.

—Ven, vamos a reunirnos con Alexander —Leonardo sale de la mansión, ni siquiera ha desayunado, mientras que Lucifero se apresura a acercarse.

Sofía les ordena a los niños que desayunen; ya están bien vestidos e impecables. Pero algo se le hace extraño a Chiara.

—¿Abuela, y mi mamá? —pregunta.

—Tu