—Alexander se inclina hacia ella y le abre la puerta. —¡Bájate!
—¡No me dejarás aquí! ¿Qué te pasa? Te estoy dando una buena solución. Eres un estúpido, y si pierdes la oportunidad...
—¡Bájate! —ordena con arrogancia, y ella, muy enojada, baja.
—¡Bien, quieres guerra conmigo, entonces así será! Veremos si tras las rejas puedes ayudar a tu hermano, maldito bastardo —la agente saca su móvil para llamar a su compañero.
—Si tú quieres una guerra conmigo, eso es más que perfecto —arranca y se marcha, dejándola sola y con la palabra en la boca.
—¡Eres un estúpido!
Alexander se dispone a llamar a su escolta, quien contesta de inmediato. —¿Jefe, estás bien?
—Escucha, esa oficial me está pisando los talones. Lucresia, la madre de Antonio, está jugando sucio, y lo peor es que no la puedo matar en estos momentos.
—¿Qué hacemos, señor?
—Vamos a la reunión. Debemos tomar otra ruta y necesito encontrar a mi hermano. Escucha, debemos sacar a mi familia de la casa del bosque. Esa agente es más astuta