La puerta del salón se abrió y Roberto entró con su estilo relajado de siempre, sonriendo al ver a Celina.
— ¿Mi musa decidió aparecer? — bromeó, mirándola directamente con una sonrisa amplia.
Thor, que estaba sentado en el sofá junto a Celina, se tensó de inmediato. Su mirada seria se fijó en Roberto con una expresión casi instintiva de defensa.
Tatiana notó el cambio en el ambiente y rápidamente se levantó.
— Hola, amor — dijo, acercándose a Roberto y dándole un beso rápido en los labios. — Amor, él es Thor… él es…
Titubeó un instante, buscando las palabras correctas para una presentación que cargaba mucho más que simple formalidad.
Thor observó el gesto entre Tatiana y Roberto, y en ese momento los rasgos tensos de su rostro se suavizaron. La pieza que faltaba en el rompecabezas encajaba por fin. Entendió que Roberto era el marido de Tatiana —no un ex ni un actual de Celina—, lo que explicaba por qué ella estaba alojada allí durante el divorcio.
Poniéndose de pie, Thor extendió la