ITALIA

El cansancio todavía pesaba sobre nuestros hombros, pero no podíamos detenernos. Apenas llegamos de la visita, nos sentamos en el despacho junto a los abogados. Teníamos que aparentar fortaleza, aunque por dentro todo era un torbellino de miedo. Cualquiera que nos viera pensaría que nada nos había afectado, que éramos mujeres de hierro, pero la verdad es que hacíamos de tripas corazón para no quebrarnos en pedazos. Por primera vez en mucho tiempo la vida nos colocaba frente a una prueba que superaba con creces cualquier dificultad pasada. Lo que habíamos vivido antes parecían simples tonterías comparado con la posibilidad de que los condenaran casi de por vida.

Las horas se arrastraban. Revisábamos documentos, escuchábamos estrategias, intercambiábamos ideas, todo con la esperanza de encontrar una grieta, un resquicio legal que nos permitiera ayudarlos. Después de dos horas de lucha silenciosa, el timbre sonó. Fui a abrir con cierta desgana, pero al ver quién estaba allí, no pu