VINICIO EL GUARDA.
Habían transcurrido ya algunos días de la muerte de Dora, aún estaba en casa de Pablo, trabajando en mi proyecto, Patri y yo nos enviábamos todo por medio de correo electrónico, porque Pablo no permitía que nadie entrara a la propiedad, hacíamos el amor todos los días intensamente, no me cansaba de este hombre, ya Pablo había pasado sus cosas para la que era mi recamara, vivíamos felices.
Tenía contacto con mis amigas todos los días, hacíamos video llamadas, ellas estaban de acuerdo con Pablo de que no permitiera que nadie entrara a la mansión, porque podía ser riesgoso para mi, ya estaba sinceramente cansada de que yo tuviera que estar encerrada prácticamente, era feliz con Pablo, pero si necesitaba volver a mi vida normal.
El mes siguiente era mi graduación y no quería perdérmela, me había costado mucho llegar hasta donde estaba, así que quería desfilar, sentirme orgullosa de lo que había logrado prácticamente yo sola.
Un día, una semana después de la muerte de Dora, muy temprano es