403. CONTINUACIÓN
Marlon se quedó en silencio, convencido de que era el mismo jovencito que había aparecido anteriormente. Sin embargo, se preguntaba por qué no había vuelto a contactarlo de forma personal. No le respondió a su hijo; simplemente lo envió a dormir, asegurándole que no estaba molesto, pero pidiéndole que, la próxima vez, lo llamara de inmediato. Mientras seguía comiendo, pensativo, entró su jefe de seguridad y le entregó una caja.
—Es lo que había dentro del sobre; son fotos de más niños —explicó el hombre—. El remitente ha preferido no revelar su nombre, porque corre peligro. Léalo usted mismo; asegura que todos esos niños han sido vendidos a matrimonios y que tiene forma de comprobarlo, siempre y cuando nadie sepa que fue él. Es lo mismo de la primera vez.
—¿Revisaste las cámaras