En la mansión de los Rhys, han llamado a los novios porque se acerca la hora de la ceremonia. Con cariño, los ayudan a terminar de arreglarse. Ellos han permanecido juntos. Unos suaves toques en la puerta de la habitación hacen que se giren. Al abrirse, Ariel Rhys padre entra despacio.
—¿Papá? ¿Dónde están mis hermanos? —pregunta Ariel, que ha tratado de contactar con ellos y ninguno responde a sus llamadas.—Hijo, no sé a dónde fueron en el helicóptero junto a Oliver; por eso estoy aquí —responde el señor Rhys, vestido impecablemente. Luego se gira hacia su nuera con una sonrisa—. Camelia, me gustaría acompañarte al altar. ¿Me lo permites?—Oh, señor, digo, mi suegro. Muchas gracias, sería un honor, pero… —se detiene al ver la expresión de desaliento en su suegro y busca a Ariel con la mi