FRAGMENTO -Al llegar a casa Dinora le conto todo a Beto quien no podía creerlo, mientras Marina subió a su habitación, al abrir la puerta observo todo… la cama que compartía con Daniel, el armario medio abierto donde estaba la ropa de ambos, algunas fotos de ellos en la mesita de noche. Sus lágrimas no pudieron contenerse... Marina entre llanto y sollozos susurro. “Prometiste nunca dejarme…”- Marina es una chica pintora que trabaja en una escuela de arte, vive con su novio Daniel que es mecánico en el taller de la familia, ellos son muy felices juntos y tienen una vida agradable y modesta. Cuando ella se entera que está embarazada y está a punto de avisarle a su novio Daniel sobre la noticia, él sufre un trágico accidente que cambia sus vidas por completo. Secretos salen a la luz y Marina tiene que luchar por lo que quiere, el camino es largo y ella hará lo posible por cuidar de su hijo y recuperar lo que ha perdido.
Leer másCiudad Malvinas al norte de México, año 2017.
La ciudad era hermosa y moderna, llena del bullicio de los coches y gente que vivía en el lugar. Pero también había lugares más tranquilos a las afueras cerca de la playa, era un lugar inmenso y de agua muy azul, las noches en este lugar eran mágicas.
Al otro lado de la playa, había una pequeña colonia de casas, la gente más humilde vivía en esa parte de la ciudad, pero todos los que vivían ahí eran felices y se conocían entre sí, había algunos negocios, como una panadería, una tienda de abarrotes y hasta un pequeño restaurante donde la gente disfrutaba de sus tardes.
Cerca de ahí vivía Marina, una chica de veinte años, era de tez clara, su cabello era castaño oscuro y largo, su figura era delgada, pero con cuerpo moldeado en las zonas que eran necesarias, su mirada siempre fue muy llamativa, tenía unos ojos azul profundo con algunas pequeñas líneas en tonos grises, se parecían mucho a las olas del mar, era por ello que sus padres le pusieron ese nombre, trabajaba en una escuela de artes en el centro de la ciudad, daba clases a pequeños niños que tenían discapacidad, problemas de aprendizaje y autismo.
Era temprano en la mañana, despertó encontrando unas grandes manos alrededor de su cintura, el hombre que la abrazaba estaba acurrucado a su espalda. Ella sonrió al sentir la calidez.
Giro para verlo y despertarlo. “Buenos días amor”.
El hombre abrió poco a poco los ojos y al verla sonrió besando rápidamente sus labios arrastrándola a sus brazos para tenerla mas pegada a él. “Buenos días”.
Daniel era su novio, se conocían desde hace tres años y vivían juntos ya dos años. Él era alto y esbelto, de tez aperlada, sus ojos eran cafés claros y cabello negro, lacio lo tenia algo largo y le gustaba llevarlo con algo de flequillo en la frente.
Ambos se levantaron de la cama y juntos se lavaron para empezar el día.
Ella había terminado de bañarse y se cepillaba los dientes, mientras Daniel se duchaba, Marina miró de reojo el cuerpo de su novio mordiéndose el labio se podía ver desde la puerta semitransparente que separaba la ducha del sanitario, ella recordaba la noche anterior que hicieron el amor.
Daniel era guapo, su cuerpo estaba bien trabajado, a él le gustaba hacer ejercicio y Marina amaba eso de él.
Daniel se enjuagó la cara y al abrir los ojos la descubrió mirándolo.
Él sonrió y en un rápido movimiento la metió en la ducha.
“¡Daniel!”.
El solo se carcajeó y empezó a quitarle la bata llenándola de besos por todo el cuello.
“Espera, ya es tarde”. Ella trataba de alejarlo, pero él siempre fue más fuerte y estaba deseosa de volver a tener se-xo con él.
La desnudo rápidamente y ella se abrazó a su cintura con sus piernas para tener una mejor posición, Daniel no perdió el tiempo y la allanó rápidamente mientras seguía besándola.
El agua seguía corriendo mientras se escuchaban los gemidos de ambos, Daniel no dejaba sus labios, amaba a la mujer y Marina también lo amaba más que a nadie.
Al terminar, él la ayudó a lavarse de nuevo, sonreía satisfecho por las pequeñas marcas que dejó en su pecho mientras ella hacía una mueca fingiendo estar enojada.
Daniel la secó con la toalla y besó sus labios por última vez para salir del baño, ella solo negó con la cabeza sonriendo, siempre fue muy apasionado y cariñoso.
Afuera del baño ellos conversaban mientras se alistaban cada quien para su trabajo.
“Después de las clases iré a ver al doctor”. Marina le explicó mientras se recogía su largo cabello de pie frente al peinador.
Daniel que se colocaba la camiseta frunció el ceño y se acercó a ella inspeccionándola. “¿Por qué? ¿Te sientes mal?”.
Marina sonrió y tomó la cara de Daniel con sus manos para que la mirara. “Solo es un malestar no te preocupes, creo que es por algo que comí”.
Daniel observó su rostro, le encantaba su sonrisa y sus ojos azules. “Dime a qué hora es la consulta, te veré en el hospital”. El estaba algo preocupado, rara vez Marina se enfermaba, era muy sana.
Marina negó. “Tienes trabajo pendiente, Beto me lo dijo ayer y será una consulta rápida, no te preocupes”. Ella beso sus labios rápidamente para salir de la habitación.
Daniel no estaba muy de acuerdo, pero al final aceptó. La arrastró a sus brazos no conforme con el pequeño beso que Marina le dio. Daniel beso intensamente a Marina y después le dijo. “Cualquier cosa me avisas, te llamaré cuando salgas del trabajo”.
Ella sonrió feliz al ver su cara de preocupación, Daniel arrugaba su entrecejo curioso. “Ok”.
Ambos desayunaron juntos, Marina recogió sus cosas mientras Daniel tomaba las llaves de la mesita de la entrada.
Caminaron juntos afuera de la casa, tenían un pequeño jardín con un barandal que delimita la casa, Daniel salió de la casa por el barandal y se acercó a un costado de la casa, sacó las llaves y abrió una gran cortina, dentro había autos que estaban en reparación y muchas herramientas para reparar autos.
Un chico joven se acercó. “Buenos días Marina, Daniel buenos días”.
Marina saludo amigablemente. “Buenos días Beto”.
Daniel asintió con Beto saludándolo, era trabajador en el taller mecánico, Daniel se encargaba del taller desde que el padre de Marina murió.
“Bueno chicos los dejo”. Marina se acercó a despedirse de Daniel besándolo en los labios.
Beto solo se giró para no ver como los tortolos se daban amor, camino hacia dentro del taller para empezar su trabajo.
Daniel acarició los hombros de Marina. “¿Segura que no quieres que vaya contigo?”.
Marina negó. “Puedo ir sola no te preocupes es solo un chequeo”.
Daniel suspiró quedándose algo inquieto. “Está bien, te llamaré más tarde”.
Ella camino hacia la parada de autobús, subió y se sentó para darle una última vista a su novio por la ventana, Daniel estaba a de pie mirándola partir en el autobús.
Años después… Erick y Marina caminaban por la playa tomados de la mano mientras delante de ellos los gemelos caminaban por la playa junto a David y Gloria. Erick sonrió mirando a los cuatro niños. “Deberíamos tener más hijos”. Marina observó a Erick negándose. “¿Más hijos?, no lo creo”. Los gemelos eran muy traviesos a sus cinco años, siempre tenían un desastre en casa, Marina apenas podía con ellos, las niñeras habían cambiado varias veces porque eran muy demandantes. “Recuerdas que te dije que quería muchos hijos”. Erik le dijo. Marina asintió, pero le advirtió. “Claro que lo recuerdo, pero eso no va a pasar, creo que estamos bien así”. Erick la miró por un momento y sonrió, la convencería de alguna u otra forma, quería una familia grande. El se detuvo mirando alrededor y sonrió al recordar. “Aquí te conocí”. Marina extrañada lo miró. “¿Aquí? ¿Qué no fue en casa de mi padre?”- Erick negó riendo. “Acababa de llegar a la ciudad, no tenía un lugar a donde ir y camine hacia la
Dante al principio no reaccionó, pero al sentir sus labios cálidos su corazón latió. La abrazó más a él besándola. Al terminar ella se recargo en su pecho ocultando su rostro sonrojado. Se sintió tranquila y en paz al escuchar los latidos del corazón de Dante. Dante la abrazo oliendo su delicioso perfume y sonrió feliz, al fin ella lo había aceptado de nuevo. Se alejo un poco de ella e incrédulo preguntó. "Eso significa… ¡Que me darás una oportunidad?”. Miranda lo miró advirtiéndole. “Solo una, no lo arruines”. Dante se río y la abrazó más. Emocionado la cargo y dio vueltas con ella. Miranda solo gritaba eufórica, la gente que paseaba por el jardín los miraba riendo. La señora Grace los espiaba desde uno de los ventanales, esta feliz porque al fin Miranda acepto a su hijo, pidió una copa a uno meseros que iba pasando y tomo todo de un trago tenia que festejar de alguna forma. Gloria comía animadamente, mientras David cuidaba de ella. Se levantó y caminó hacia la mesa de postr
Erick y Marina se miraron. Marina abrazó a la niña llevándola al sofá, Erick tomó su teléfono para realizar algunas llamadas y verificar que pasaba, la abuela de Gloria ya era muy mayor, tenía los días contados. David escuchó la puerta, Marina entró con la niña. “David, la abuela de Gloria …” David miró a las dos y asintió hacia su madre. David tomó la mano de la niña y la llevó a su cama, nadie podía dormir ahí, Gloria siempre fue una excepción. Marina sonrió y cerró la puerta, sabía que David se encargaría de ella. La niña se recostó de lado en la cama, David subió y se puso frente a ella acostándose también. Gloria miró a los ojos a David y le preguntó. “¿Se ha ido?”. David asintió. Él ya le había hablado sobre su abuela y que algún día tendría que irse. Gloria lloró por un rato, cuando se calmó, David limpió sus lágrimas y le dijo. “Yo te cuidaré a partir de ahora, lo prometo...” Gloria asintió y se quedó dormida. Meses después… Marina llevaba un vestido de novia muy sen
La gente empezó a despedirse, Miranda estaba terminando unos detalles con algunos invitados y con los encargados del salón. David jugaba con su iPad mientras Erick sostenía los pies de Marina en sus piernas sobando su chamorro, tenía más de cuatro meses de embarazo, pero los gemelos en su vientre ya eran muy grandes y pateaban con fuerza. Marina esperaba que Miranda no tardará mucho. Dinora seguía enfiestada bailando en el centro de la pista con Alonso se miraban mutuamente, había música de fondo todavía y ellos cantaban las canciones lentas y bailando muy despacio. Miranda se acercó. “Erick, lleva a Marina a casa, todavía no terminó aquí, tomaré un taxi cuando me vaya”. Erick no quería. “Te esperaremos”. Miranda negó. “Marina y David ya están muy cansados, solo váyanse”. Marina la miró preguntando. “¿Estás segura?”. Alonso giró un poco su cabeza y les dijo. “Nos quedaremos y la llevaremos a casa”. Dinora asintió feliz y embriagada. “Estaba un poco pasada de copas”. Erick ac
Ella le agradeció y volteó a ver al público presente algo nerviosa. “Buenas tardes... Bienvenidos a todos y agradezco de antemano que estén aquí. Esta asociación empezó con el fin de ayudar a mujeres que sufrían violencia familiar, pero después de todos estos meses la fundación ha tenido otros casos que no pudimos negarnos a ayudar, niños en situación de calle, que aquí se les da un hogar y se busca ser integrados a una familia adoptiva, también ancianos abandonados o con enfermedades muy caras, los ayudamos con sus medicamentos y a situarlos en algún asilo, todo esto lo hemos hecho gracias al apoyo de muchos de ustedes a los que les agradezco estar aquí, pero también hay muchas caras nuevas y eso me alegra mucho…” Miranda observó a la gente que la miraba con una gran sonrisa. “Ahora empecemos deleitándonos con esto pequeños niños que nos tienen preparado una canción”. Las cortinas detrás se abrieron y ella bajó, para observar a los niños cantar, hasta los abuelitos dieron una prese
El hombre resopló y habló de forma lastimera. “Excelente oportunidad para deshacerte de este viejo”. Erick frunció los labios. “Esta actitud tuya no sirve de nada, se que estas actuando así que será mejor que dejes de hacerlo, estarás en la cárcel por mucho tiempo”. Ya no creía en las palabras de su papá. Al salir de la habitación, el señor Raúl empezó a gritar y maldecirlos a todos en especial a Miranda y a Erick. Erick siguió caminando por el pasillo en silencio, escuchando a su padre, detrás de él, sus hombres lo seguían. Erick regresó a la casa de Marina, David estaba sentado en la sala esperándolo. El tocó la puerta y Dinora abrió dejándolo entrar. David miraba a su padre en silencio. Erick fue y se sentó a un lado mirándolo preguntó. “¿Todo bien?”. David inclinó su cabeza un poco a un lado. “¿Te casarás con mi mama?”. Erick sonrió. Él le preguntaba sobre el secuestro, pero al parecer David estaba más interesado en si sus padres volverían a estar juntos. “Si, en alguno
Último capítulo